Los productos con el sello de ecológicos, que asegura una rigurosa producción sin pesticidas, conservantes o transgénicos, se enfrentan además a un duro hándicap en estos tiempos: son hasta un 30% más caros que los bienes convencionales. Y sin embargo, se venden aún en tiempos de crisis económica mundial. ¿Cuál es el perfil del consumidor? Ante todo, gente muy conocedora del medio ambiente que la rodea y la salud nutricional, que rechaza los aditivos.
Para el sector del agro, estos alimentos pueden resultar tanto una bendición como un dolor de cabeza debido a la reducción al máximo de intermediarios en su cadena de producción y comercialización. En muchos casos, los alimentos sólo pasan por unas manos y se realiza venta directa o a domicilio de cestas variadas. Por otro lado, este tipo de cultivos raramente recibe apoyos gubernamentales a través de subsidios y para colmo deben competir con los granos transgénicos (- esa maldita soja-), que son rápidos de cultivar y resistentes a plagas varias.
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