
Para el sector del agro, estos alimentos pueden resultar tanto una bendición como un dolor de cabeza debido a la reducción al máximo de intermediarios en su cadena de producción y comercialización. En muchos casos, los alimentos sólo pasan por unas manos y se realiza venta directa o a domicilio de cestas variadas. Por otro lado, este tipo de cultivos raramente recibe apoyos gubernamentales a través de subsidios y para colmo deben competir con los granos transgénicos (- esa maldita soja-), que son rápidos de cultivar y resistentes a plagas varias.
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